martes, 13 de mayo de 2014

Leopoldo María Panero.


Nació el 16 de junio de 1948 en Madrid. 

Hijo del poeta astorgano Leopoldo Panero, tildado el poeta del régimen, y de la escritora Felicidad Blanc. Hermano del también poeta Juan Luis Panero y de "Michi" Panero.

Desde los 19 años vivió recluido en hospitales psiquiátricos, entre ellos varios de Madrid y el de Mondragón (Guipúzcoa), donde permaneció durante10 años.

Cursó estudios de Filosofía y Letras, que abandonó en segundo curso en protesta contra el “conocimiento formal” y “sin conexión”. Incluido en la antología Nueve novísimos poetas españoles (1970) de José María Castellet. Autor de una importante y desgarrada obra de alto contenido autobiográfico, su primer libro de poemas fue, Por el camino de Swan (1968), al que siguió Así se fundó Carnaby Street (1970), una obra de rememoraciones adolescentes. En Teoría (1973) acentúa el carácter conceptista de su poesía, aunque en libros posteriores priman las referencias biográficas llenas de un malditismo exacerbado, como en uno de sus mejores libros, Narciso en el acorde último de las flautas (1979) o Dioscuros (1982). 

Poesía 1970-1985 (1986) recoge sus poemas hasta esa fecha. Publicó en 1987, Poemas del manicomio de Mondragón, donde relata sus duras vivencias en el psiquiátrico, asunto en el que insiste con Piedra negra o del temblor y Heroína y otros poemas (ambos de 1992). Exponente de la poesía transgresora, es especialmente recordado su gran poema La canción de croupier del Mississippi, que resume su excéntrica marca personal.

En prosa ha publicado En lugar del hijo (1972) y Dos relatos y una perversión (1984), entre otras obras, y diversos ensayos. 

El director cinematográfico Jaime Chávarri realizó en 1976 El Desencanto, y luego Ricardo Franco, Después de tantos años. En ambas películas quedaba de manifiesto su complejo entramado familiar.

Leopoldo María Panero falleció por un fallo multiorgánico el 5 de marzo de 2014 en Las Palmas de Gran Canaria, a las 11 horas, en la Unidad Cínica y de Rehabilitación del Hospital Juan Carlos I, que tenía encomendada la tutela de Panero al no tener familiares directos. 

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