miércoles, 26 de marzo de 2014

BERTOLT BRETCH.








Eugen Berthold Friedrich Brecht nació el 10 de febrero de 1898 en el seno de una familia burguesa de Augsburgo, ciudad de Baviera. Su padre, católico, era un acomodado gerente de una pequeña fábrica de papel, y su madre, protestante, era hija de un funcionario.
El joven Brecht era un rebelde que jugaba al ajedrez y tocaba el laúd. Se sentía atraído por lo distinto, lo extravagante, y se empeñaba en vivir al margen de las normas de su tiempo, de su recato y su sentido de disciplina.
En la escuela destacó por su precocidad intelectual y terminó el bachillerato especial (Notabitur), al verse involucrado en un escándalo. Inicialmente influido por la euforia de la guerra, Brecht la criticó con el ensayo sobre el poeta Horacio (65 a. C.–8 a. C.) «Dulce et decorum est pro patria mori» («Dulce y honorable es morir por la patria»), en el que se considera honorable morir por la patria y que Brecht considera como «propaganda dirigida» en la que sólo los «tontos» caen. Por ello fue castigado con la expulsión de la escuela. Sólo la intervención de su padre y el profesor de religión le evitaron el cumplimiento del castigo.
Canción de una madre alemana
Camisa parda y botas altas,
hijo mío, te regalé.
Mejor habría sido ahorcarme
de haber sabido lo que sé.
Al verte levantar la mano, hijo,
y a Hitler saludar,
¿sabía yo que aquellas manos
todas se habrían de secar?
Cuando de una estirpe de héroes,
hijo mío, te oía hablar,
que tú serías su verdugo
no lo podía imaginar.
Y detrás de aquel mismo Hitler,
hijo mío, te vi marchar,
sin saber que quien le siguiera
no regresaría jamás.
Alemania, tú me decías,
hijo, no se conocerá.
Ceniza y piedra ensangrentada,
¿quién conoce a Alemania ya?
Con la camisa parda un día
te fuiste y yo no me negué.
Con ella puesta morirías:

yo no sabía lo que hoy sé.


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